He vuelto. Rutina y verduras.
Escribir como un acto de rebeldía contra la realidad.
Contra la extraordinaria realidad plagada de anormalidades
concentradas, gritando, pidiendo, exigiendo amor y norma. Rutina y verduras.
Colectividad y generosidad al son de la ultima colección de YouTube.
Plasmar la realidad saltando de un rincón a otro, de una
plasticidad a una practicidad, con las articulaciones doloridas o permanecer en
la bendita y estructurada fantasía con su planteamiento, nudo y desenlace.
Hacer estallar las pantallas de un puñetazo que las
atraviese para constatar, una vez más que no hay nada, que no hay nadie al otro
lado.
Nací vieja y madura y me ha costado 49 años, darme cuenta de
que este es mi tiempo, el que yo decida con mi tempo. Onda y partícula Paseando,
compensando… a más Onda… menos partícula. Materia y Energía. Lo que he engordado
desde que dejé de fumar… Ay. (Que me perdonen los físicos)
Que aburridas son las propias historias plagadas de sucesos,
novedades y anormalidades. Tan abundantes, rodeando la media estadística, (seguro
que tiene un nombre), como si fuera un loco ADN…. Que se mira y se remira,
girando en espiral… hasta decidir quién se expresa y volver a cambiar hasta
congelar el movimiento creciente en un miembro o en un color. (Que me perdonen los biólogos)
Tengo el cuerpo dolorido… y el Alma … el alma… emocionada y escéptica….
Volandera, perversa…
Invento o cuento.
¿En qué momento comenzó mi existencia? Mi boceto… mi hueco
en el mundo…
Empezó en Polonia, en un pequeño pueblo de Polonia. Bueno, en
Bailén… ¿Y qué sé yo de Bailén? Casi lo mismo que de Polonia.
Tengo tanto miedo a este cambio generacional sin esplendor y
con enfado…
Han pasado tantas cosas y con tan poco detalle.
Procuraré no parar de escribir… dejar brotar la pena a
raudales…. Ser vehículo… el lugar más grato…
Encarnamos para algo.
Y tengo miedo al olvido. A la deconstrucción paulatina de
recuerdos… olvido demasiadas cosas. Incluso cosas que escribo….
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