De la misma manera. 4ª Sesión taller de escritura.

Marina, fue la primera que se dio cuenta, Marina, la bruja del pueblo. ¿Cómo no iba a notarlo? si se llamaba Marina, y por eso era bruja, por que no estaba donde le correspondía. ¿Qué hacía una mujer que se llamaba Marina en la Sierra de Cazorla? Era como una sardina fuera del agua, y si sobrevivía era claramente porque era bruja, de lo contrario hubiera muerto, de la misma manera que han hecho generaciones y generaciones de sardinas cuando se las ha sacado del agua para comprobar aquello de por Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas ” ¿Y tú ves por aquí alguna sardina corriendo Marina?”- Le preguntó Rosarito aquella mañana a la bruja Marina que vivía en una cueva. “No” – Respondió Marina. “Pues por eso tienes que morirte, Marina, porque las cosas no están de la misma manera si tú estás donde te da la gana, así que o te mueres o te vas al mar” “Claro, claro”- decía Marina mientras sacaba un polo flash de su nevera. “Y estos polos flash saben a vinagre y por eso también deberías morirte” pensó Rosarito, pero no lo dijo, porque esto de los polos flash con sabor a vinagre, no afectaba tanto al orden cósmico como lo del nombre. Marina se quedó un rato con los brazos cruzados, viendo cómo se alejaba la niña, la niña Rosarito. La niña que de tanto querer las cosas en su lugar, congeladas en la postura elegida, se fue volviendo cada vez mas rara. Siempre quería sentarse en el mismo sitio en misa, pero también quería dejar la cama hecha y los cojines en el mismo lugar. Y sus hermanos se los cambiaban continuamente y se reían de Rosarito. Ella quería tirarles siempre de los mismos pelos, los malos pelos que la hacían rabiar, pero como se los arrancaba, tenía que tirarles de otro lugar. Y además llegaba tarde a misa y se encontraba el sitio pillado, Y así el orden cósmico se alteraba. Ella vivía en una casa absolutamente caótica, ajena a las fuerzas invisibles y subterráneas que no debemos invadir. Una familia que no recogía las cosas del suelo, una familia en la que la fórmula para encontrar cualquier cosa, no era ni más ni menos que recordar donde la habían usado por ultima vez. Rosarito creía no pertenecer a esa familia, de la misma forma que Marina no pertenecía a la montaña. Así que un día se fue a ver a ver a Marina y le pidió que con sus dotes de bruja, hiciera un conjuro para inmovilizar los planetas. ¡Como vamos a pretender que las cosas estén en su sitio, si son los sitios lo primeros que se mueves! Marina, le dijo que pasara y le preparó un colacao caliente. ¿Te das cuenta Marina? – Dijo Rosarito sollozando, - “Nada permanece, nada. La tierra, símbolo primigenio de estabilidad es una loca que da vueltas y vueltas. Una bailarina, una peonza” Marina le preparó una cama al fondo de su casa cueva, no era la primera vez que venía rosarito hecha un rosario de ideas locas y ojos rebosantes de mar. “El tiempo, que todo lo cura, ¿Qué todo lo cura? Y una porra. El tiempo no para quieto. NUNCA Marina descolgó el teléfono y avisó a la familia de Rosarito para que no se preocupara. “¿Otra vez con que la tierra se mueve?” dijo la madre angustiada. “Otra vez “ Dijo Marina. Cuídamela Marina, por favor, como siempre. “Sí, de la misma manera” – Dijo Marina, y se tumbó a su lado para mecerla con calma, en la cima de sus océanos .

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