La Cueva de los Secretos

La niña se subió a la espalda de Rico y la adolescente se enlazó a su cintura mientras ascendían por el circulo infinito de la vida camino a Legazpi bajo la atenta mirada de la vieja india sonriente pellizca culos, subida en un semáforo en verde,

Avanzaban las tres cuando en medio de la glorieta de Legazpi, asomó la enorme raíz de un árbol.

La vieja india se partió de risa en su semáforo mientras la niña se subía a la raíz y la adolescente se escondía tras Rico.
Rico llamaba a la niña cuando la vieja sonrió. 

- No tengas miedo y sigue a tu niña.

Rico y la adolescente se acercaron a la raíz y esta las agarró por las caderas y por la nuca, llevándosela hacia abajo.

La niña y ahora también la adolescente estaban muertas de risa, como si estuvieran en un parque de atracciones, a Rico le costó un poco más relajarse, pero al final se dejó ir, sintiendo la tierra rodeando su piel, sintiéndose tierra en movimiento, terremoto carnal cruzando el desierto....25 años... 30 años...reconoció... Se paró, y la tierra se paró, su cuerpo se paró y emergieron las tres bajo árbol.

Las niñas reían y Rico miraba en todas direcciones... buscando... Subiendo por la cuesta del ángel caído... la vio, caminaba descalza con los zapatos en la mano, como la negra flor de radio futura, y en la cara, una pena.

Era una mujer pelirroja de unos treinta y pico años, camiseta de tirantes sin sujetador, falda larga y cara de cansancio... Los besos recibidos se le caían de la piel como pétalos negros, formando un sendero de desasosiego a su paso, los dados,  volvían a ella quien sabe de donde, el despilfarro de su piel, le abría el pecho, dejando al descubierto una flor bordada en rojo, la letra escarlata, que le agujereaba el Alma con cada puntada.

Pasó de largo ante ellas.

- Novelesca. gritó vergel

La mujer se acercó al árbol, se arrodilló y comenzó a llorar. Rico la abrazó con ternura y calidez.

- shhh, shhh, ya está preciosa, ya pasó.
- Ay, si, si, por favor, abrázame.


Vergel puso su mano en el esternón de la mujer y poco a poco la letra escarlata fue desapareciendo,

- Ay,me llenas el Alma con tu mano, dijo la mujer,
Lo se.
- Eso es lo que ando buscando siempre que me llenen el Alma... no el cuerpo
- Lo se
- Que rica tu mano.
- Lo se. es la tuya.

La mujer miró sus manos como si las viera por primera vez. Las hundió en la tierra y sintió sus entrañas. Se desnudó y buceó en ella.

Las niñas se desnudaron y la acompañaron.

Rico y la vieja las esperaron apoyadas en un árbol.

-Veo que sigues con varias camisetas, pero parece que vas cerrando edades, cumpliendo ciclos

- Así es.

- ¿Y tú?¿Cómo estás?
- Inquieta, muy inquieta, temerosa, me preocupa su desnudez.
- A mí, me preocupan tus camisetas.
Rico miró a la vieja sonriendo y por un instante la vieja se puso muy seria y dijo_
- Nos vamos a confundir.
No, nos vamos a fundir, rió Vergel y al hacerlo, su cara se llenó de arrugas desde los ojos hasta el final de la cara.

-Mira allí vienen...

las tres venían llenas de barro, saltando de contentas. Rodearon a Rico y comenzaron a hablar las tres al mismo tiempo.

- Calma, calma-  dijo Rico- antes de que me contéis nada, vamos al hueco de aquel árbol. Es un lugar mágico.

Salieron corriendo y se adentraron en el hueco...un enorme vacío lo contenía. La niebla lo cubría todo y algunas luces de colores brillaban aquí y allá entre susurros, risas y llantos.

Esta es la Cueva de los secretos
Cada Alma viene aquí a depositar los secretos que más le pesan. Estos quedan a la vista de todos pero solo los perciben las personas que no los juzgan- Esa es la naturaleza de los secretos, que son alérgicos a los juicios- Y sin juicio, no hay culpa y sin culpa no hay secretos.

La niña se puso muy muy seria y por un momento, a su mirada asomaron los misterios de la vida y la muerte, del nacimiento, del llanto y del precipicio y con una heroicidad febril en la mirada, depositó su secreto épico junto a las armas de los guerreros.

La adolescente atravesó volando los ataudes de sus cadáveres que bailaban acompañados de sus familias, reconociéndola como matriarca, como patria chica, y depositó su secreto a los pies de la imagen de un vestido de novia que se fundía con contacto.

. La mujer volaba arrastrada por el cartel de lo prohibido, hacia la frontera de la cueva, gritando su secreto que enmudecía tragado por el muro de la cueva de los sueños.

Rico agarró la cara de la mujer y le gritó en la ventisca.

- También lo dejamos al final.
- No te creo.
- Lo se, pero confía en mi, saldrás, saldremos.
- No te creo. Soy fronteriza y siempre lo será.
Sí, vivimos en la frontera y seguimos teniendo una conducción un poco temeraria.
- ¿Entonces?
-  La frontera ya está dentro de la realidad.

La mujer sonrió.
- ¿De verdad?
- De verdad
- ¿Y la conducción temeraria?
- Es nuestro movimiento, a borbotones, pero sin saltar semáforos ni ir en dirección contraria.
- me tranquilizas
Y tú a mi
¿Yo a ti?
Sí, gracias a ti, hemos recorrido el cielo y el infierno y hemos salido de ambos y ahora caminamos por la tierra, Gracias a ti, reconozco rápido los peligros, porque tú buceaste en ellos... buceamos en ellos.
También nos he causado dolor...
también, y muchas risas. Y me gustas.... ahora que estoy más tranquila---- me gusta saber que un día fui volcán.
Gracias
A ti.


Salieron por donde habían entrado a la cueva de los secretos y caminaron en silencio. La vieja se aceró y vio las arrugas en el rostro de Rico.

-¿Esto es el final?- le preguntó.
-No, dijo Rico- esto es solo el principio.
-Empiezas a mandar tú,- sonrió la vieja.
-si.- dijo Rico- y se que tú me vas a obedecer.
-si, siempre estuve a tu servicio.
-Lo se

Se abrazaron y continuaron su camino por separado, cantando una sola canción.

Comentarios

Entradas populares