Avanzando el siglo XXI, (4 , de la culpa y la pena)

En este día otoñal , parece que no conseguiré ver a la vieja, como le gusta que la llame, se ha encerrado para transformar su cólera, me ha dicho.  Siente que ya le toca, hace dos años de su último encierro transformador y 30 años de su último estallido.

Le sugiero videoconferencia y me dice que no, que su mirada de hielo es difícilmente soportable en este momento, su mirada rebota la culpa que el  mundo trata de colocar en algún lugar y ella tiene algo de imán para ella, así que cada dos años tiene la necesidad de reventar caretas con dardos envenenados de responsabilidad real de los hechos.  Sin miramientos y sin medida.


Aquí rompe a reír y me pide paso holográmico que le concedo. Está sentada en un sillón con los pies en una palangana con agua, “Perdón me encantan las puestas en escena melodramáticas… ya ves la realidad y lo temible de una vieja con los callos en remojo”
¿Qué pasó hace 30 años? – le pregunto.
“escribí mi microanálisis de la culpa, tan relacionado con la pena,  los culpados van al penal y que pena da la culpa… y que culpa da la pena… perdón a lo que iba,
 ¿Cuándo empiezo a sentir culpa? Centrándome en las acciones...

Cuándo pienso que he hecho algo que no debía hacer  o cuando pienso que no he hecho algo que debía hacer…
¿Quién me dice lo que debo y no debo hacer?
De pequeños … mamá, papá, el cole…
Y de mayores… el código penal y nuestra conciencia… pero no, hay infinidad de personas dispuestas a decirte lo que debes y no debes hacer para ser “buena persona” para ser feliz…. y desde luego una de las universalmente aceptada es que no debes hacer daño a los demás.

¿Y qué pasa cuando alguien te dice … que está dolid@ por que no has hecho lo que él o ella quería o lo que él o ella te pide? O afinando más…

¿Qué pasa cuando una persona te muestra su necesidad, sin pedir, y te muestra su dolor por que tú no la satisfagas,  su decepción…y te dice lo que deberías haber hecho?.

La culpa está inoculada ipso facto. Porque no estás haciendo lo que debes y además estás haciendo daño…

Difícil escapar, no imposible, pero difícil. Si a esto le unimos alguna enfermedad  en el inoculador utilizada apropiadamente en el reproche, “si esto que me pasa a mi te pasara a ti”… ya la culpa se extiende a tu buena suerte, a tus talentos, a tu belleza o a cualquier fuente de disfrute para ti que te obliga por suertudo a satisfacer su necesidad.”

Escuchando a la vieja, es cierto que empiezo a sentir un poco de rabia hacia algunas personas de mi vida con las que antes me sentía culpable… ¿Cómo casa eso con la expresión emocional tan utilizada en Gestalt?  – le pregunto…


“Mañana, eso mañana… que me está dando una rabia…” “A ver, es sano expresar el dolor, decir cómo nos sentimos, siempre que no esperemos que sea el otro el que nos alivie, el que se mueva, el que nos obedezca, el que se compadezca… el que se haga cargo de nuestra responsabilidad para con nosotros mismos, aludiendo a… el amor, la amistad, la solidaridad… porque  eso se da, brota de manera natural y si se pide, o peor aún se exige o se espera, se da por supuesto, se convierte en obligación o en reproche-… no se da, porque se da lo que se quiere… y nadie quiere la cadena de la culpa y la pena.

 Entre adultos, Todos tenemos derecho a,  de vez en cuando, poner nuestra necesidad por delante de la de los demás por muy “fuertes”  que parezcamos y muy “débiles” que parezcan  los demandantes, ”
“La emoción es un guía interno no un director externo, la emoción nos guía, cuando nuestra emoción intenta manipular al otro… no es expresión es chantaje emocional.”
Y yo… saltaba como una escopeta ante el chantaje emocional… ahora los transformo en teorías y me aparto del inoculador… aunque cuando ha sido la madre… la inoculadora primera… puf, difícil huir, pero no imposible solo hay que escuchar a tu corazón y luego poner tu cabeza a su servicio, en vez de lo que hace el demandante, que es  poner su emoción al servicio de su cabeza” 

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