El guía juzgado y condenado a sonreir en el terraplén (opinión y experiencia)


Juzgar los sentimientos y su expresión, es condenarnos a la intima  insatisfacción a cambio de la pública aceptación.
Las emociones son nuestros guías, lo que nos mueve, lo que nos orienta en nuestro camino vital.

Son útiles, todas, si las escuchamos. Si solo escuchamos las socialmente "bien vistas", los "sentimientos nobles" "sentimientos positivos" ... los silenciados, gritaran más fuerte aún, si aún as,í las silenciamos con fármacos, con adicciones y sobre todo con un incesante no parar,(que paradoja), no nos moveremos del sitio por que nos falta la mitad de la información y además estamos agotados del esfuerzo que hacemos para no escuchar.(gritándoles a los malos, habla trucho que no te escucho)

La sociedad actual está repleta de artículos de evasión (¿De donde o de que tenemos que escapar?), la conciliación de la vida laboral y la familiar, es una autentica carrera contra reloj, donde un sentimiento que atender, no tiene una duración definida, con lo que no hay manera de hacerlo encajar en el horario, ¿Cuando lloro, después de recoger al niño o cuando ya se haya dormido? Puff... y si me engancho a la pena y luego no me la quito de encima? No, mejor me meto en el facebook o me veo una peli o me leo un libro.

Aceptar es crecer y definir, Rechazar es crecer y definir, negar... (salvo en los juicios) lo presente, es vendarse los ojos.

En la tristeza veo una parte del todo, lloro por lo que no puedo cambiar, me doy cuenta de las invasiones a las que no pongo límite, me hago responsable de los daños que causo, me doy cuenta de las situaciones inacabadas de mi vida... contacto con mis límites y los percibo con dolor.

En la alegría disfruto de que construyo un mundo, me doy cuenta de las torpezas ajenas a las que pongo límite con suavidad y honestidad, reparo los daños causados, me doy cuenta de los logros de mi vida... contacto con mis límites y los percibo como cuidadores y contenedores.

En la ira, alejo y rechazo lo que no puedo cambiar, enfrento  las invasiones, a veces hago daño, zanjo situaciones ..contacto con mis límites y los siento dañados.

En el miedo, siento el peligro de la quietud, la desconfianza en el movimiento, y despierto todos mis sentidos de percepción... contacto con mis límites y los protejo.

En el amor, mi límite es mi piel y el contacto, la caricia.


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