CUENTO PARA TU QUINTO CUMPLEAÑOS
Había una vez una montaña enorme, era una montaña preciosa,
con hierba, flores, árboles frondosos, ríos, conejos, ardillas, ciervos…
Tenía muchísimos habitantes. Lo único que era tan alta, que
los lugareños para visitarse los unos a los otros tenía que escalar por que los
caminos eran muy empinados, pero lo hacían con gusto porque les encantaba
encontrarse.
Los niños de la montaña mágica tenían juguetes que eran de
todos, y si por ejemplo uno estaba jugando con una casita y otro quería jugar
también, buscaban contentos cómo jugar los dos con ella, y si uno estaba
escarbando con una pala y otro quería escarbar también… se fijaba en como
escarbaba el primero y le decía que luego le enseñaba como escarbaba él.
Y ninguno decía:- así
no es, es como lo hago yo… que va, a veces si le gustaba la manera del
otro, pues lo hacía igual y si le gustaba más la suya pues se quedaba con la
suya.
Todos estaban muy contentos de aprender las mil maneras que
contaban los ancianos que había de hacer las cosas... bueno, mil, al principio
de los tiempos, porque el número crecía con cada niño que nacía… que traía una
nueva manera de hacer las cosas como regalo para todos los que tuvieran orejas
para escuchar, ojos para mirar, narices para oler, piel para tocar o boca para
besar.
Los niños de la montaña sabían que los juguetes van de mano
en mano y que tienen que durar, por eso les buscaban un sitio cómodo donde
todos sabían que los iban a encontrar.
Un día vinieron a la montaña niños de otro país… con un
montón de juguetes.
Los niños de la montaña se acercaron muy contentos a mirar,
pero cuando uno fue a coger uno de los juguetes de los niños extranjeros… este
le dijo: “Es mío” y se lo quitó.
El niño de la montaña lo miró sin comprender… y le dijo “¿Qué es mío? ¿Qué significa “mío”? y el
otro le contestó “Que solo yo puedo jugar
con él”
Entonces el niño de la montaña lo miro con mucha pena y le
dijo
¿Y porque te han castigado a jugar tú solo con un juguete?
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