La Rama, mi Rama... Rama
Es difícil de entender...
Es negro con ojos verdes, bello, tan bello como asustado... el primer día que llegó a casa se escondió entre un montón de ropa que le puse en la bañera, estaba muerto de hambre y flaco, flaco... le puse comida y se acercaba escondido en la ropa, no se dejaba ver, empujaba la ropa hacia la comida, no se dejaba tocar...y se escondía detrás del wc.
Desconfiaba de cuanto le rodeaba, se escondía en el armario en cuanto entraba alguien que no fuera yo... y yo acababa de empezar a confiar en la vida, solo un par de años antes yo estaba igual que él, escondida y con miedo... él se convirtió en mi rama y me enraizó.
Poco a poco, empezó a confiar en mi, yo alargaba mi mano y él apoyaba su cabeza en mi palma y se quedaba allí en su escondite y con la cabeza en mi mano... pocas veces me he sentido tan feliz, conmovida y en mi sitio, en mi lugar.
Confiaba en mi... un ser vivo confiaba en mi¡¡. Y ahora...se tiene que marchar.
Ahora, mucha gente confía en mi, yo la primera... la soledad de entonces, el vacío de entonces, es ahora un rico vergel... y Rama, no deja de ser... un gato, mi gato, mi Rama.
Dicen que los gatos son traicioneros... yo me siento la traidora ahora, siento que traiciono su confianza, y sé que es absurdo, que no tengo elección que es la salud de mi hija la que está en juego... no dudo ni un instante, pero me duele.. ni siquiera sé que conciencia tendrá del cambio.
Rama me conectó con la ternura..estaba tan gracioso jugando de cachorro... cazábamos juntos moscas, yo se las bajaba con un trapo y él venía corriendo... los gatos van a su aire, pero Rama acude cuando lo llamo y reconoce el tono de que he visto algo para él... de hecho le gritaba, mira, mira, mira y él venía buscando su presa.
Estoy acostumbrada a mirar donde piso para no pisarlo, a encontrarlo siempre al volver a casa, a que se me eche encima mientras leo o escribo, a cabrearme porque me sigue y casi tropiezo con él a la hora de la comida...
Luego llegaron Humo y Paquita, muucho después, ahora Humo se me sube por encima y Paquita corretea por el pasillo, también las echaré de menos, verlos jugar y lamerse a los tres....
Es muy loco, pero lo que quiero y he querido a ese gato... y lo que me río con Humo y Paquita, lo que me derriten la armadura... que vinieron para él... para que no estuviera solo
Es negro con ojos verdes, bello, tan bello como asustado... el primer día que llegó a casa se escondió entre un montón de ropa que le puse en la bañera, estaba muerto de hambre y flaco, flaco... le puse comida y se acercaba escondido en la ropa, no se dejaba ver, empujaba la ropa hacia la comida, no se dejaba tocar...y se escondía detrás del wc.
Desconfiaba de cuanto le rodeaba, se escondía en el armario en cuanto entraba alguien que no fuera yo... y yo acababa de empezar a confiar en la vida, solo un par de años antes yo estaba igual que él, escondida y con miedo... él se convirtió en mi rama y me enraizó.
Poco a poco, empezó a confiar en mi, yo alargaba mi mano y él apoyaba su cabeza en mi palma y se quedaba allí en su escondite y con la cabeza en mi mano... pocas veces me he sentido tan feliz, conmovida y en mi sitio, en mi lugar.
Confiaba en mi... un ser vivo confiaba en mi¡¡. Y ahora...se tiene que marchar.
Ahora, mucha gente confía en mi, yo la primera... la soledad de entonces, el vacío de entonces, es ahora un rico vergel... y Rama, no deja de ser... un gato, mi gato, mi Rama.
Dicen que los gatos son traicioneros... yo me siento la traidora ahora, siento que traiciono su confianza, y sé que es absurdo, que no tengo elección que es la salud de mi hija la que está en juego... no dudo ni un instante, pero me duele.. ni siquiera sé que conciencia tendrá del cambio.
Rama me conectó con la ternura..estaba tan gracioso jugando de cachorro... cazábamos juntos moscas, yo se las bajaba con un trapo y él venía corriendo... los gatos van a su aire, pero Rama acude cuando lo llamo y reconoce el tono de que he visto algo para él... de hecho le gritaba, mira, mira, mira y él venía buscando su presa.
Estoy acostumbrada a mirar donde piso para no pisarlo, a encontrarlo siempre al volver a casa, a que se me eche encima mientras leo o escribo, a cabrearme porque me sigue y casi tropiezo con él a la hora de la comida...
Luego llegaron Humo y Paquita, muucho después, ahora Humo se me sube por encima y Paquita corretea por el pasillo, también las echaré de menos, verlos jugar y lamerse a los tres....
Es muy loco, pero lo que quiero y he querido a ese gato... y lo que me río con Humo y Paquita, lo que me derriten la armadura... que vinieron para él... para que no estuviera solo
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