La Montaña mágica... maneras

Había una vez…
Un hombre y una mujer, con caminos muy diferentes y en el fondo muy parecidos, como todos los humanos, por otra parte.

Llevaban poco tiempo en la montaña, y aún no sabían las costumbres del lugar, pues cambiaban día a día, con el miedo que eso da a los forasteros, que se asustan con los cambios en el Alma, allí donde piensan que duelen más.


Esto los forasteros, que los de la montaña, saben que los dolores vienen y se van y las lágrimas son agüita para hacer barro de la tierra seca, para que se pueda amoldar a la nueva forma que está a punto de adoptar

Bueno, en esto que se encontraron una mujer muy loca y muy sabia y un hombre muy cuerdo y muy sabio. Y la loca quería una cuerda con que atarse al cuerdo, y el cuerdo, cuerda ya tenía y lo que quería era soltar, y de soltar las locas saben un rato…así que pensó...( porque los cuerdos piensan muy bien)… esta loca me va a ayudar…y la loca pidiendo cuerda y el cuerdo venga a soltar…

Y sin darse cuenta de que los dos estaban aprendiendo lo que la vida les quería enseñar… la loca gritó, átame y el cuerdo soltó a la loca a la orilla de la mar, y la loca se dio cuenta de lo que le costaba cambiar para volver a ser ella misma, la que aprendió a caminar saboreando la vida… si ninguna pertenencia, por más que la quisieran atar, inasible en esencia, libre vocacional opositando a la esclavitud, por miedo al qué dirán… y al frío del invierno, donde los huesos duelen más. Sin darse cuenta de que ella ya es Hestia… el fuego del hogar.


Y él…un instante sintió el vértigo (o eso quiere ella pensar, y mira que es raro que ella piense) de un loca (que se le  iba a escapar, como toda loca que se precie, si la atan) que tiraba de la cuerda, para arrancarlo quien sabe de dónde (de donde él se quería soltar)… para soltarlo hacia ella…para mezclarse un poquito más… y se dio cuenta de que no quería cambiar y que se le moviera el piso, pues bien construido estaba en su manera de andar, que era cuerda y era sabia… y buenos frutos le da… y trae a mucha gente a la montaña… y él viene y va, que así le gusta su vida y si no duele, bien está.

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