Avanzando el siglo XXI (5... Papelillos de liar)
Avanzando el siglo XXI, (5)
Hoy la vieja, como le gusta que la llame (aunque a mí me
cueste) me ha pedido que desconecte toda la tecnología que lleve encima y que
me pueda proporcionar información, entretenimiento o comunicación y me ha
citado junto a su árbol en el parque del retiro.
Me voy a
reunir con una mujer de más de setenta años y soy un hombre de 40, y sin
embargo, a los 20 minutos de estar desconectado, fuera de línea…siento algo de
miedo, algo de tristeza, una cierta sensación de desamparo…
Nací en
2005, y me crie arropado por videojuegos, televisión a la carta, juegos en red,
información en red, comunicación de estados de ánimo virtuales… y claro de 9 a
4 en centros educativos en grupos grandes de personas de mi misma edad y luego
en actividades lúdicas, musicales, deportivas, creativas… siempre acompañado…
estimulado…
No sé qué
me va a contar hoy, el contacto con la hierba y los árboles del retiro me
tranquiliza un poco… Siento tentaciones de mirar algunos perfiles por internet,
o de charlar con mis amigos en línea… pero me ha insistido en que no tardará
mucho.
Tengo una extraña sensación de
pérdida de tiempo mientras me siento a los pies del ´árbol convenido.
¿Cuánto tiempo hace que no miro
el cielo? Me sorprende su belleza, su azul omnipresente… recortado por las
hojas de los árboles… cuando la veo aparecer montada en bicicleta…
Me abraza, se sienta y me mira…
rebusca en su bolso y comienza a liarse un cigarrillo,
“A principios del Siglo XXI, aún
fumaba mucha gente, pero como el tabaco se había puesto por la nubes, la
mayoría se pasaron al tabaco de liar, (yo lo había hecho años antes, siempre
fui precoz, precoz hasta la saciedad, precoz hasta quedarme atrás, vaya…)
bueno, pues un día que fui al estanco y vi que un hombre pedía un papel distinto
al mío… comencé a reírme y le pregunté al estanquero cuantos tipos de papel
había en aquel momento… se río y me dijo que no me lo podía ni imaginar… “
Empiezo a impacientarme porque no
sé a dónde quiere llegar hoy la vieja y se me vienen a la cabeza tres o cuatro
cosas que podría estar resolviendo por internet en este momento a la vez que la
escuchaba y gravaba su conversación, por si se me había escapado algo…
“Conéctate” me dice...,
sonriendo. Necesitas tu dosis para poder centrar la atención… así funciona la
adicción.
“Se introduce lentamente, pide
poco a cambio y está siempre disponible, es un acompañamiento permanente… que
mitiga a la vez que promueve la insoportable levedad del ser.
Un estímulo siempre disponible.
Un analgésico. Un viaje inmediato fuera de la acción necesaria que se convierte
en inalcanzable por falta de uso. La acción necesaria, evitada por confort, por
falta de garantías de éxito, por falta de manual de instrucciones, por falta de
guía, por falta de escucha… por falta de amor a lo que es, a lo que hay, en pos
de lo que debería haber. Por falta de papel, pero qué papel... ¿Cuál elegir?
Con el montón que hay en el estanco ¡…”
Una carcajada, me vuelve a traer
al retiro, a la mirada de la vieja, tras darme cuenta de que no he tenido ningún
mensaje de WhatsApp, hay 15 publicaciones nuevas en mi muro, que no me
interesan… y la vieja aún sigue hablando de los papeles del estanco…
La miro, con cara de interés y se
ríe aún más fuerte…
“Pues eso, que aplicábamos el
mismo método para elegir papel de fumar, zapatos u ordenador… que para elegir
pareja, para elegir con quien, durante un maravilloso tiempo a ratos fundíamos la tecnología a mensajes y a ratos
nos fundíamos con el otro… en vez de con quien caminar, convivir, jugar… tocar,
oler….“
Compara la elección de objetos
con la elección de personas… apunto…
Nos despedimos mientras yo reviso
mi correo y ella se lía un cigarrillo. Cada uno con su cortina… de humo.
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